miércoles, 27 de marzo de 2013

El Abuso (I)

(Original de Carenne Ludeña)
 Estos días que corren me hacen pensar en un chiste que contaba mi padre: llevan a un negro  gladiador estrella al circo romano para que se enfrente a las fieras. Al pobre le amarran las manos en la espalda, lo entierran hasta el cuello y luego le sueltan a un enorme tigre de bengala. El tigre se abalanza pero, en pleno salto, el gladiador logra morder al tigre en las bolas que sale corriendo aullando de dolor…ante esto, indignado el circo entero comienza a gritar “negro tramposo, así no se puede, juega limpio…”.
No creo que nadie que haya vivido la historia reciente de este país pueda imaginarse que las próximas elecciones previstas para el 14 de abril serán apegadas a la normativa y a los reglamentos. Todos sabemos que habrá un uso  abusivo hasta el asco de los recursos del estado incluyendo los medios, los recursos económicos del ejecutivo y las gobernaciones oficialistas, la logística, la propaganda y pare usted de contar.
Sabiendo esto, la pregunta clave es entonces en qué medida puede afectar este hecho al resultado de las próximas elecciones y  cuál es la mejor estrategia para enfrentarlo.
Para responder esta pregunta me parece conveniente comenzar por analizar ciertos aspectos que han sido temas recurrentes en cada proceso electoral.
 1.No hay evidencia de fraude electrónico masivo: desde el 2006 tanto los partidos como organizaciones independientes han podido constatar que los mecanismos puestos en marcha para el control y seguridad del proceso lo hacen, en este aspecto, muy seguro. Esta afirmación se basa en un conocimiento a profundidad del software y hardware utilizado que es revisado minuciosamente por técnicos de los partidos e independientes, la utilización de códigos de seguridad sobre todo el software utilizado que aseguran que el mismo no puede ser cambiado durante las elecciones, la verificación sobre una proporción  elevada de todos los centros electorales del apego de las actas y los datos presentados por el CNE y, finalmente, en la auditoría ciudadana que sobre una muestra correspondiente al 54% del total de urnas señalan que los resultados evaluados hasta ahora en más de 9 procesos no  evidencian  disparidad alguna entre  lo totalizado por las actas en número de votos y lo escrutado manualmente. Sobre un universo de aproximadamente 34000 mesas el no observar nada sobre la muestra implica que no hay nada con un error estadísticamente despreciable. Los abogados del diablo insisten en que es necesario lograr el conteo manual de todas las mesas, lo que  técnicamente  no tiene ningún sentido.  Más absurdo aún es pedir retornar al voto manual. Todos los pretendidos males del voto electrónico no se resuelven con el retorno al voto manual y en general, lo empeoran. Se argumenta que en centros sin testigos de la oposición puede no seguirse la reglamentación prevista para el sorteo de las mesas y así asegurar que hay mesas “donde se hace trampa” que no son reportadas. Ahora bien, ¿qué haría que en esos mismos centros sin testigos no se alterasen las actas logrando el mismo propósito sólo que esta vez ni siquiera se cuenta con la boleta de la transmisión? El problema de fondo es lograr la presencia de testigos en la mayor cantidad de centros posibles, no el volver  al voto manual.
2.No hay evidencia de alteraciones significativas del RE: desde el 2006 equipos técnicos de  los partidos y de observadores independientes han realizado labores de depuración importante. Sobre todo, se hizo un análisis exhaustivo para determinar si era posible la existencia de un conglomerado de electores “fantasma” dentro del registro electoral. Es decir, electores inexistentes que votarían de manera virtual por el oficialismo alterando los resultados reales.Todas las pruebas realizadas desestimaron esta hipótesis, pero seguramente la más contundente de todas ellas es el análisis de los resultados que no siempre han sido favorables para el gobierno, incluyendo el tan deseado estado Miranda en las últimas elecciones. De existir este ejército sin duda hubiese sido utilizado con resultados diferentes. Todo parece indicar entonces que, contrario a lo que predican ciertos sectores opositores, los votos son emitidos por electores de carne y hueso, de los cuales ya 6500000 votaron por Capriles en las últimas elecciones.

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